Durante las próximas semanas las empresas van a cerrar las cuentas de 2021. Y si han tenido beneficios van a tener que hacer frente al Impuesto sobre Sociedades, con el consiguiente desembolso en un momento en el que conviene reducir las salidas de fondos.
Pues bien, una revisión completa de la contabilidad y de los incentivos fiscales aplicables puede suponerles un importante ahorro en dicho impuesto. En ocasiones, la simple aplicación correcta de las normas contables ya puede suponer ahorros. Por ejemplo:
- En materia de amortizaciones, revisando si se están aplicando los coeficientes máximos permitidos por la ley, o si es posible aplicar la amortización degresiva sobre determinados activos, por ejemplo.
- O si se están computando los deterioros de determinados activos (por ejemplo, si la empresa tiene clientes morosos, o si tiene existencias obsoletas), o si existen obligaciones que puedan materializarse en el futuro (provisiones),
- O si los gastos se están computando en el momento en que se devengan. En materia de gastos de personal, por ejemplo, muchas veces es posible periodificar y computar como gasto una parte de las pagas extras del ejercicio siguiente.
En otros casos los incentivos no se aplican en la contabilidad, sino a través de ajustes en la declaración del Impuesto sobre Sociedades (la libertad de amortización o la amortización doble de pymes, por ejemplo; o las reservas de capitalización y nivelación). En estos supuestos, al cierre del ejercicio debe computarse el impacto que estos ajustes van a tener en el pago del impuesto.